Una gatita tuvo 2 cachorros a su suerte en una bodega de materiales de construcción, ubicada en Villa Madero, Michoacán.
Gabriel un muchacho de 16 años, amante de los gatos, siempre estaba al pendiente de ellos, pero no se dejaban agarrar, sin embargo, él nunca se rindió y un buen día les dio comida y logró capturar a uno de los bebés.
Era una gatita que tenía ojos muy peculiares, un ojo era de color azul y el otro era verde.
En seguida la llevo al médico veterinario. Gabriel trabajaba como eléctrico automotriz y no lo pensó dos veces gasto todo lo que tenía para que la gatita estuviera sana.
El doctor explico que, si hubieran pasado más días, la gatita hubiera muerto de inanición.
Gabriel seguía preocupado por los otros dos gatitos.
El cachorrito que seguía en condición de calle estaba alopécico y desnutrido. Todos los días los buscaba sin tener éxito.
En una madrugada lluviosa se escuchaban unos maullidos desesperados; Gabriel se levantó de su cama al instante y fue a buscar de donde provenían. Cuando halló al gatito se dio cuenta que estaba refugiado detrás de una llanta de un camión de carga, junto a la corriente de agua.
Lo rescató, llevándolo a su casa para secarlo y que pudiera estar en una cama calientito.
Después de la revisión del veterinario, fue a comprar todo lo necesario para que se quedará en casa.
Era muy agradable ver a ambos hermanos juntos por la peculiaridad de sus ojos de distinto color. Ya que parecía que habían intercambiado sus ojitos. Donde la hembra tenia ojo azul, el hermanito lo tenía verde y así viceversa.
La gatita le buscaron un buen hogar con una señora que amaba a los felinos.
El cachorrito se quedó en casa de Gabriel volviéndose su mejor amigo y cómplice en los robos de pan de la abuela.
El minino era totalmente blanco y para dormir se enroscaba en sí mismo, así que lo nombraron Dona espolvoreada.
Crecieron juntos y hacían travesuras en la casa.
Dona estaba muy agradecido con Gabriel y una mañana le quiso dar un buen regalo, así que le llevo una rata muerta y se la dejo junto a él, sobre la cama.
Gabriel al despertar se asustó mucho, pero sabía que era el mejor regalo que había tenido alguna vez, porque se lo dio con todo su amor.
Esta historia de adopción nos demuestra que nada es imposible, que la perseverancia logra acciones increíbles y que dos seres extraños al tener solidaridad pueden volverse muy unidos.
¡Gracias a Vivi por el artículo!
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