La muerte es inevitable.
Quizá muchos lo recordemos algunas veces durante todo el año, o bien, en festividades como es el caso del día de muertos en México.
El conmemorar cada año a la muerte nos enseña a valorar los momentos que tenemos: aquí y ahora.
Muchos hemos enfrentando la muerte de algunos familiares y ha sido bastante difícil, pero hoy te contaré particularmente la muerte de una perrita que estuvo conmigo durante 17 años.
Llegó a mi vida un Schnauzer Miniatura de improviso, del modo en que siempre llegan las cosas buenas a nuestra vida. A mi tía le habían regalado un cachorrito que ella no podía mantener, así que se lo regaló a mi mamá.
Al principio, mi mamá no la quería y resultó un problema, pues hubo discusiones para que esta perrita de nombre “Marsella” se quedará con nosotros.
No contaré todos los detalles de la vida de esta perrita, pero lo que sí te diré es que su vida nos llenó de alegría y de tristeza también, pues vino a cambiar nuestro modo de percibir a los animales: nos volvimos más receptivos y empáticos a sus necesidades, aprendimos a valorar la vida animalesca y a preocuparnos por los desfavorecidos que sobreviven todos los días en nuestra enorme ciudad. Finalmente mi mamá fue la que más se vio transformada.
Indice
La muerte de mi Perrita
Después de 17 años, mi perrita la estaba pasando muy mal. No podía caminar y prácticamente no podía dormir ni comer.
En esos días fue cuando tomé la decisión (que todo dueño de un perro debe tomar algún día) de llevar a Marsella con un veterinario para que la durmiera. Eutanasia, en términos legales y médicos.
Recuerdo que cuando iba camino al doctor, platicaba con Marsella. Le contaba que todo iba a estar bien y que podríamos regresar a casa pronto.
Lamentablemente el doctor nos explicó que aunque podíamos seguir intentando mejorar su salud, el sufrimiento iba a incrementarse con el paso del tiempo, y en casos como éste, lo mejor era que la dejáramos descansar.
Nunca imaginé que me sentiría tan mal. Salí de la sala de operación y la tristeza fue muy grande; comencé a llorar como pocas veces lo había hecho.
Cuando un perro muere, hay alguien que ha perdido a su mejor amigo.
¿Por qué queremos a los perros?
Recuerdo, además, no haber contado esta experiencia a nadie, porque de alguna forma intuía lo que me iban a decir: “no te preocupes, es sólo un perro”.
Pero toda persona que ha tenido un perrito, sabe que un amigo así es mucho más que un perro: es un alma bondadosa cubierta de pelos.
Así que lo difícil de enfrentar esta situación es el vacío que nos deja.
Los perros se vuelven parte de la familia y forman lazos muy fuertes con los humanos.
Estos animales han desarrollado un gran vínculo con el ser humano por la forma tan sencilla en que se han ido adaptando a cada una de nuestras necesidades, ya sea en el campo o en la ciudad, al final siempre logran concretar el objetivo más importante: darnos una dulce y agradable compañía.
Se ha confirmado por Psychology Today que los perros reconocen las caras de sus dueños. Ellos interactúan con los humanos para hacerlos sentir bien.
No es casual que un estudio también confirme que los dueños de un perro son más felices en comparación con la personas que no lo tienen.
¿Por qué se siente tanta pena cuando muere un perro?
Un estudio interesante de Psych Central de la psicóloga Julie Axelrod dice que la razón primordial es que no se encuentra consuelo en otras personas cercanas (no hay abrazos, funeral, palabras de consuelo, etc). A diferencia de otras pérdidas como la de un familiar o un amigo.
J.Axelrod cree que no sólo la muerte de tu perro, por sí misma, hace que te sientas muy triste, también, y de modo inherente, experimentas otras pérdidas:
- La pérdida del amor incondicional: se pierde el cariño que muchas veces no encontramos en otras personas.
- La pérdida de nuestro “hijo”: las personas actúan como padres al momento de adoptar a un perro, por lo que cuando muere, sienten como si perdieran a un “hijo”.
- La pérdida de nuestra esencia: con un perro las personas actúan tal y como son, los perros conocen las fortalezas y debilidades de su dueño.
- La pérdida de la rutina: el dueño se acostumbra a darle de comer, jugar y abrazarlo cuando está triste.
- La pérdida de un apoyo: se pierde a un amigo con quien platicar, calmar miedos y ansiedades.
¿Cómo puedes superar la depresión por la muerte de tu perro?
Me ha tomado mucho tiempo acostumbrarme a la pérdida de mi perro. Incluso, he adoptado otro perro y sigo sintiendo tristeza.
He leído sobre cómo mejorar mi estado de ánimo y aquí te dejo algunos consejos que me han servido para aminorar la pena:
- Cuéntaselo a un amigo: lo mejor es platicar con un buen amigo que ya ha vivido esta experiencia.
- Haz una ceremonia: seguramente lo has visto en algunas películas en donde algún niño pierde a su mascota y sus papás organizaron un funeral para que su hijo aprenda a lidiar con el dolor. Pues esto también es una buena idea si quieres darle las gracias.
- Escribe lo que sientes: muchos psicólogos creen que debes expresar tus sentimientos a través de la escritura. Puedes comenzar una carta y expresar todo lo que sientes.
- Consulta a un psicólogo: si tu perro representaba para ti un gran apoyo, consulta a un experto que te ayudará a manejar el dolor.
- Ayuda a otros perros: la tristeza también puede sanar si ayudas a otros mascotas (reasignar el dolor). Busca un refugio o ayuda a perros de la calle.
- Mantente ocupado: lleva una vida de ocupaciones que te apasionen, busca más amigos y podrás recordar a tu mascota con cariño.
- Aceptación: es difícil llegar a esta etapa, pero comprender que tu perro no era eterno y que vivió un vida feliz, te dará el consuelo para alcanzar la aceptación.
Conclusión
Marsella fue de gran ayuda para mi y para mi familia. Nos enseñó a respetar a los animales, a ser más alegres, a salir todos los días con actitud optimista, a ser valientes y aceptar la vida.
Sin duda, es un gran consuelo saber que estuvo en compañía de quienes la querían y protegían mientras vivió.
El perro es un caballero; espero ir a ese cielo, no al de los hombres. Mark Twain.
Si has perdido un perro recientemente, comparte con nosotros lo que te enseño.
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